
Como el premio es individual, para decidir el beneficiado evaluarnos reventarnos a golpes entre los integrantes (y de paso descargar la rabia por no ganarnos el premio mayor a San Francisco), organizar un teratorneo de ReVerSerers y/o Autito, usar los últimos ocho dígitos de la Lotería Nacional, los de la Lotería Aurinegra, o jugar a las sillas musicales en las amplias tribunas del Maracaná. Pero finalmente logramos un acuerdo mutuo con la Universidad Católica: las 100 horas de clase serán repartidas equitativamente entre todos, a razón de una milésima de segundo por empleado.

Gracias por tantos años colgados de nuestros juegos. Es nuestro primer juego premiado, pero no será el último. Pronto tendremos más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario