
¿Todos felices y comiendo perdices, entonces? No. Con Tony George en problemas con su agonizante IndyCar Series y su voluntariamente vacío Indianapolis Motor Speedway, la Fórmula 1 tardará mucho en volver a pisar suelo estadounidense. Habiendo tan pocos autódromos a la altura de los árabes, otra opción sería armar un callejero en una ciudad cosmopolita a lo Nueva York o Las Vegas. Pero mientras el coletazo de la crisis mundial siga golpeando los bolsillos de los multimillonarios, temo que deberán contentarse con verlo por televisión.
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La Fórmula 1 y su telonera GP2 Series son apenas la primera entrada en la lista de carreras internacionales de automovilismo que perdió Francia. El Mundial de Turismos no visitará el hexágono en 2010, y ninguna otra categoría lo sustituirá para correr el legendario Gran Premio de Pau. El DTM alemán resultó demasiado costoso para Dijon-Prenois, y los temibles turismos alemanes no volverán al país en 2010. La Fórmula 3 Euroseries, producto de la fusión del certamen alemán y el francés, disputó una única carrera en Francia en 2009 y podría dejar de hacerlo.
Exceptuando las copas monomarca de Renault y los gran turismos de la Federación Francesa de Automovilismo, las pocas carreras relevantes de automovilismo que le quedan a los galos son las 24 Horas de Le Mans, las 8 Horas de Le Castellet de la Le Mans europea, la fecha del Campeonato de la FIA de Gran Turismos (Nogaro y Paul Ricard se han alternado desde 2007), y la fecha del Mundial de Rally, que a partir de 2010 abandonará la isla de Córcega y se trasladará a Alsacia, a poquísima distancia de los tramos del Rally de Alemania. Habiendo tenido pilotos, marcas, equipos y circuitos de prestigio mundial, ver así al automovilismo francés da pena.
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