jueves, 6 de junio de 2013

Quién lo diría: no contamos con la intención

El diario El País de Madrid titula: "El radicalismo de baja intensidad de Mujica". Lamento informar que de radical no tiene nada. José Mujica es de baja intensidad, pero de alto consumo. El estado gasta más que nunca, pero funciona peor que nunca.
 
El avance en diversidad sexual es maravilloso, pero hay que acordarse que la ley de matrimonio salió con votos de todos los partidos. El proyecto de regulación de la marihuana está perdiendo sus rasgos más ridículos y parece acercarse algo a una solución razonable, pero todavía quieren que cada consumidor se registre ante el estado.

Pero los temas grandes singuen sin resovlerse. No me vengan con herencias malditas: el segundo período de gobierno del Frente Amplio está por terminar, y lo importante está igual o peor que antes.

En educación primaria y secundaria, Mujica no metió una. Al menos salió la Universidad Tecnológica, ojalá que funcione.

En seguridad, sin comentarios.

En infraestructura, salió la participación público privada, pero los primeros proyectos se están demorando.

En integración social, estamos en la P, por precario. Los asentamientos siguen con gente amontonada, y el gobierno no hizo para ayudarlos para salir y conseguir trabajo digno - más bien lo contrario. Y la gente está más segregada e intolerante que nunca.


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"Su alocución desborda cualquier molde, a preguntas concretas responde con grandes elaboraciones que evaden los compromisos cuando él desea evadirlos, pero ellas contienen siempre suficientes elementos de interés y de verdad como para mantener la fascinación, mezclan observaciones precisas con gigantescos meandros discursivos sobre la vida, la muerte, el amor o la generosidad."

Mujica maravillará al entrevistador. Pero un presidente tiene que hablar lo justo y ejecutar mucho. Este gobierno me decepcionó tremendamente por su ineptitud, pero también por su falta de voluntad para resolver los problemas del país.