domingo, 29 de septiembre de 2013

Aguante el amateurismo

Muchos trabajan para vivir. Otros viven para trabajar. Algunos quieren trabajar pero no pueden. Otros no quieren trabajar, y viven del trabajo de los demás.

Pero fuera del trabajo también hay vida. La gente realiza un montón de actividades corporales, mentales y sociales el resto del día. Algunas son disfrutar del cuerpo: respirar, dormir, meditar, besar... Otras están vinculadas al consumo: somos coleccionistas, espectadores, viajeros y mucho más. La experiencia de consumir nos hace felices.

Las actividades de recreación se pueden clasificar en dos tipos: activas y pasivas. Las actividades pasivas son las que uno disfruta apreciando lo externo. Acepto que a veces es difícil apreciar ciertas películas, saborear ciertos alimentos exóticos y cierta vestimenta: se necesita una capacidad de comprender las cosas que puede llevar toda una vida aprender (aunque a veces se desaprende). Pero en esencia uno simplemente mira lo de afuera.

Este artículo lo dedico a las actividades activas. Suena redundante, pero se entiende: son experiencias en las que uno es protagonista y que requieren que uno aplique su creatividad, esfuerzo y habilidad.

Amo hacer arte, jugar y practicar deporte, como pueden ver en las etiquetas de este artículo. Obviamente hay muchas otras actividades activas, como cocinar, construir objetos, cuidar el jardín y programar, sin olvidar la más elemental de todas: aprender.

Algunos de estos pasatiempos se convirtieron en competencias profesionales, donde los participantes dedican toda su vida a ello y cobran por hacerlo. Millones de espectadores admiran a los mejores deportistas, artistas y demás. Pero a veces nos olvidamos de que por cada profesional hay miles de amateurs.

Yo también soy amateur. Ocupo mucho tiempo de mi vida a programar, practicar deporte, escribir, dibujar, sacar fotos y otras actividades activas, sin cobrar un peso. Ya voy a conseguir trabajo para ganar dinero, pero eso no quita que siga disfrutando como amateur haciendo la Bitácora Autitista, NaBUrean Prodooktionz y la Wikipedia.

Es más, hacer eso seguramente me va a ayudar a trabajar mejor. Pero no es la única razón: hago todo eso por amor. Por eso digo que soy amateur. Amo este artículo, el Autito y el Portal de Automovilismo. Y además amo hacerlos.

En este mundo, mucha gente hace cosas por necesidad. Con tal de conseguir más vistas, muchos medios de comunicación usan niveles excesivos de estupidez, violencia y morbo. Con tal de vender más copias, muchos artistas hacen obras sin gracia que agraden a más gente, sin que aporten nada nuevo a la cultura. Con tal de sumar votos, muchos políticos hacen la plancha durante años para evitar problemas, o bien trancan todo cambio que no les convenga.

Por eso reinvindico el ideal del amateurismo: hacer las cosas por amor. Sirve para sentirse bien, para ser mejor, y para colaborar con los demás.

No esperes a mañana: dejá de leer ahora mismo, y ponete a hacer.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

¡Quién lo diría!: Cabezas aisladas

José Mujica aprovecha sus apariciones en la prensa para criticar a tal o cual grupo de gente. Que si son consumidores, o inversores, o productores agropecuarios, o universitarios, o periodistas, nadie se salva de sus críticas. A veces se acercan a la verdad, a veces están muy lejos, pero siempre carecen de respeto alguno por los demás.

Ayer fue el turno de las agencias de viajes. Mujica criticó que hagan propaganda en las puertas de los liceos, ofreciendo a las futuras quinceañeras paquetes de viajes al Caribe y Europa. Dijo que eso entra en el "el terreno delictivo, moralmente delictivo", y precisó:

“Qué pasa en el alma de una gurisa que empieza a hacerse ilusiones por algo y que ve que tiene amigas que van a concretar esa ‘aventura’ de alguna forma, y ella por la naturaleza y las dificultades de su hogar no puede. ¿No deja una herida, una frustración?”

Algunas familias pueden pagar el viaje y otras no, pero eso no es culpa de las agencias de viaje. Aunque no hagan propaganda, o aunque las quinceañeras armen el viaje por su cuenta, ese problema seguiría existiendo, así que la crítica no tiene validez.

Pero lo más grave de Mujica es que se preocupa por quienes no viajan, en vez de destacar positivamente a quienes sí viajan. Los viajes no son solamente un pasatiempo donde la gente ve paisajes lindos y sale de compras. Viajar permite conocer otras sociedades, otras formas de vida, otra gente. Al viajar ocurren experiencias memorables que hacen a la formación de las personas.

Tanto es así que el propio Ministerio de Turismo ha desarrollado planes de turismo social, para que los uruguayos más pobres puedan viajar en su país. Mujica debería abrir un poco su cabeza al mundo.