Al fin vuelve el Campeonato Mundial de Resistencia con mayúsculas y sello de la FIA. Equipos oficiales de verdad, carreras de seis horas para arriba, calendario con circuitos de primera y menos de la mitad de las fechas en Europa, hasta logo posmoderno. ¿Qué más se puede pedir?
Se puede pedir algo más: Petit Le Mans. Es un insulto a la dignidad que la categoría corra en Bahréin rodeado de insectos del desierto el mismo día que la American Le Mans Series corre las clásicas 10 horas en Road Atlanta en frente a un público apasionado.
Tengo sentimientos encontrados. Darle prioridad al dinero arenoso por sobre clientes contantes, sonantes y entendido no es la forma de encarar un Mundial de Resistencia. Si siguen pasando las carreras por internet, me voy a colgar en serio. Pero mi alma está incómoda.
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