lunes, 14 de septiembre de 2009

El que va al debate, gana

Los de a pie estamos podridos de los políticos que dicen tener flores y jamás aceptan dárselas a quienes deben. Hace rato que es hora (*1) de que Lacalle o Mujica cedan a las exigencias de su rival para debatir. Si Mujica acepta enfrentarse cara a cara con Lacalle, su imagen mejorará. Si Lacalle acepta debatir frente a la dupla Mujica-Astori, pasará lo mismo con él. Tal vez quien lo haga no alcance la presidencia, pero sí sera más respetado por la gente.

Que los indecisos sean un puñadito de gente y que los debates mediáticos puedan tener más de espectáculo que de política no importa. Una democracia saludable necesita que los políticos expongan a la ciudadanía su pensamiento y sus propuestas con claridad.

En Estados Unidos llegan al extremo de que ciudadanos presentes en la sala hagan preguntas en vivo y en directo frente a la audiencia y los políticos en debate. Como los elegidos son filtrados también, sería más serio que esas preguntes fueran realizadas por los propios moderadores del debate. Pero sea como sea, los políticos deben dejar de esquivarnos de una vez por todas.

(*1: Como dice un viejo sabio, "La necesidad no tolera tardanzas, pero más vale tarde que nunca.")

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