Lo dicho, dicho está (en la sección de comentarios).
viernes, 29 de enero de 2010
martes, 26 de enero de 2010
Automovilismo argentino, prioridad política
Por fin se confirmó que José María "Pechito" López correrá por el equipo USF1 en la temporada 2010 de la Fórmula 1. Con su extenso prontuario a la vista, estoy seguro de que el cordobés sorprenderá a muchos por sus cualidades y únicamente las prestaciones del monoplaza norcarolino le impedirán mejores actuaciones.
Lo curioso del anuncio de ayer es que el gobierno de los Kirchner puso dos de los ocho palos verdes que el equipo pedía para contratar a Pechito. Sin embargo, repasando las recientes apariciones argentinas en el automovilismo mundial (Rally Dakar en Argentina y Chile, FIA GT1 en Potrero de los Funes, Rally de Argentina en Córdoba, Esteban Guerrieri en la Superleague Formula, Luís Pérez Companc y Matías Russo en la FIA GT2), en la mayoría de ellas aparecen intervenciones directas de políticos. Es que el automovilismo mueve pasiones de grandes masas, dinero y poder, una combinación que a ellos les fascina.
Esta situación no es nueva. De hecho, el Gran Premio de Argentina de Fórmula 1 fue promovido en la década de 1990 por el propio presidente, Carlos Saúl Menem. Hablando de Roma, se habla de que los Kirchner quieren traer a la Fórmula 1 a su país. Bernie Ecclestone dice que al Gálvez de Buenos Aires no hay reforma que le sirva, y exige un autódromo totalmente nuevo. Y el Potrero de los Funes no sirve, debe estar a tiro de piedra de Buenos Aires para asegurarse de poder atraer la mayor cantidad de espectadores y cobertura mediática posible.
No es que me disguste tener eventos de automovilismo mundialistas tan cerquita de casa, pero ciertos efectos secundarios sí.
Lo curioso del anuncio de ayer es que el gobierno de los Kirchner puso dos de los ocho palos verdes que el equipo pedía para contratar a Pechito. Sin embargo, repasando las recientes apariciones argentinas en el automovilismo mundial (Rally Dakar en Argentina y Chile, FIA GT1 en Potrero de los Funes, Rally de Argentina en Córdoba, Esteban Guerrieri en la Superleague Formula, Luís Pérez Companc y Matías Russo en la FIA GT2), en la mayoría de ellas aparecen intervenciones directas de políticos. Es que el automovilismo mueve pasiones de grandes masas, dinero y poder, una combinación que a ellos les fascina.
Esta situación no es nueva. De hecho, el Gran Premio de Argentina de Fórmula 1 fue promovido en la década de 1990 por el propio presidente, Carlos Saúl Menem. Hablando de Roma, se habla de que los Kirchner quieren traer a la Fórmula 1 a su país. Bernie Ecclestone dice que al Gálvez de Buenos Aires no hay reforma que le sirva, y exige un autódromo totalmente nuevo. Y el Potrero de los Funes no sirve, debe estar a tiro de piedra de Buenos Aires para asegurarse de poder atraer la mayor cantidad de espectadores y cobertura mediática posible.
No es que me disguste tener eventos de automovilismo mundialistas tan cerquita de casa, pero ciertos efectos secundarios sí.
lunes, 11 de enero de 2010
Británicos a la conquista de tierras norteamericanas y asiáticas
Descontando a la constantemente desequilibrada saga Need for Speed, el referente de los videojuegos de carreras para las masas es Codemasters. Las sagas Colin McRae y Race Driver: Grid llevan una década completa ofreciendo una amplísima variedad de tipos de vehículos y pistas aptos para pilotos más y menos descerebrados. En noviembre se sumó un juego oficialista de Fórmula 1 para Wii, PSP y iPhone; este 2010 se sumarán versiones para PC, Xbox 360 y PlayStation 3.
Pero volvamos al Colin McRae. Estoy jugando al Dirt 2, lanzado hace unos cuatro meses, y me gusta muchísimo. El nuevo apellido viene a que a las carreras de rally de múltiples tramos (menos tramos que antes) se le sumaron circuitos de rallycross (revirados como los de Street X del Need for Speed Underground 2, pero combinando tierra y pavimento), y se agregaron todoterrenos, pickups y buggies que se pueden usar en circuitos y tramos con saltos considerables, incluyendo secciones a campo traviesa.
Lo interesante del juego es que estas modalidades de automovilismo son presentadas como deporte extremo para gente cool. Como un tercio del juego se desarrolla en Asia y otro tanto en América del Norte, es fantástico atraer a jóvenes de esas regiones a estas disciplinas. No sé quiénes están financiando a los británicos, pero el automovilismo debería estarles agradecido a ellos.
Igual que ocurre con el Grid y con el Need for Speed Shift, la dirección del Dirt 2 es artificial. Algo de ayudita para doblar viene bien al pilotar con teclado: el auto gira mucho para el lado que corresponde en plena horquilla, y bastante menos en plena recta. La cosa se complica cuando se amontonan las curvas, y el auto dobla cuanto quiere. En general se siente menos realista que el Gran Turismo 4, pero funciona mil veces mejor que el Shift. Conserva el truquito del Grid de retroceder en el tiempo para deshacer macanas, y además agrega un sencillo y efectivo menú de puesta a punto del auto. Lástima que ninguno de los dos juegos ofrezca nitro - activarlo cuando uno está en problemas se siente bien.
La traducción española es patética como de costumbre, los tiempos de carga se hacen eternos, la personalización exterior de los autos es escasa... ¿alguna queja de verdad? Por ahora no se me ocurre nada grave. En cambio, tiene un montón de detalles lindos: apodos personalizados, decoración del interior del auto, menús atractivos... Sumado a la variedad de máquinas y escenarios y a los gráficos boquiabridores, sólo me queda seguir disfrutando del juego.
Pero volvamos al Colin McRae. Estoy jugando al Dirt 2, lanzado hace unos cuatro meses, y me gusta muchísimo. El nuevo apellido viene a que a las carreras de rally de múltiples tramos (menos tramos que antes) se le sumaron circuitos de rallycross (revirados como los de Street X del Need for Speed Underground 2, pero combinando tierra y pavimento), y se agregaron todoterrenos, pickups y buggies que se pueden usar en circuitos y tramos con saltos considerables, incluyendo secciones a campo traviesa.
Lo interesante del juego es que estas modalidades de automovilismo son presentadas como deporte extremo para gente cool. Como un tercio del juego se desarrolla en Asia y otro tanto en América del Norte, es fantástico atraer a jóvenes de esas regiones a estas disciplinas. No sé quiénes están financiando a los británicos, pero el automovilismo debería estarles agradecido a ellos.
Igual que ocurre con el Grid y con el Need for Speed Shift, la dirección del Dirt 2 es artificial. Algo de ayudita para doblar viene bien al pilotar con teclado: el auto gira mucho para el lado que corresponde en plena horquilla, y bastante menos en plena recta. La cosa se complica cuando se amontonan las curvas, y el auto dobla cuanto quiere. En general se siente menos realista que el Gran Turismo 4, pero funciona mil veces mejor que el Shift. Conserva el truquito del Grid de retroceder en el tiempo para deshacer macanas, y además agrega un sencillo y efectivo menú de puesta a punto del auto. Lástima que ninguno de los dos juegos ofrezca nitro - activarlo cuando uno está en problemas se siente bien.
La traducción española es patética como de costumbre, los tiempos de carga se hacen eternos, la personalización exterior de los autos es escasa... ¿alguna queja de verdad? Por ahora no se me ocurre nada grave. En cambio, tiene un montón de detalles lindos: apodos personalizados, decoración del interior del auto, menús atractivos... Sumado a la variedad de máquinas y escenarios y a los gráficos boquiabridores, sólo me queda seguir disfrutando del juego.
domingo, 3 de enero de 2010
El zapatero se vuelve a poner el casco (pero de plata)
Dicen que los malandras nunca se retiran, sólo se toman descansos. Lo mismo pasa con ciertos deportistas. La lesión de Felipe Massa en el Gran Premio de Hungría de 2009 y el fracasado intento de volver para el Gran Premio de Europa endulzaron a Michael Schumacher, y le hicieron buscarle la vuelta para volver a la Fórmula 1 y volver a dar la vuelta.
Ferrari hzo todo lo posible para que habilitaran a los equipos inscribir un tercer automóvil, pero esa posibilidad le fue vedada. Y con Alonso y Massa ya contratados por la Scuderia, Schumi se vio obligado a buscar otro equipo. El elegido fue Mercedes GP (ex Brawn GP), defensor de ambos títulos, quien fichó al heptacampeón por nada menos que tres temporadas enteras (2010 a 2012). Es difícil de creer que Mercedes ande lejos de la punta, pero al mismo tiempo, el veterano alemán (hoy cumple 41 añitos) corre el riesgo de repetir el fracaso de Nigel Mansell de 1995.
Ahora, mi dilema existencial es por quién hinchar. Schumi es Schumi, pero verlo en un monoplaza es plateado me confundirá más que cuando la selección uruguaya debe jugar de rojo contra la albiceleste argentina. Vettel y Massa me caen bien, aunque el primero compite en el equipo más de menos de la grilla (Red Bull, ni fabricante ni privado a la antigua) y el segundo podría padecer secuelas del golpazo en la cara. Al menos sé que deseo que los pilotos británicos de McLaren, Jenson Button y Lewis Hamilton, jamás suban al podio.
Ferrari hzo todo lo posible para que habilitaran a los equipos inscribir un tercer automóvil, pero esa posibilidad le fue vedada. Y con Alonso y Massa ya contratados por la Scuderia, Schumi se vio obligado a buscar otro equipo. El elegido fue Mercedes GP (ex Brawn GP), defensor de ambos títulos, quien fichó al heptacampeón por nada menos que tres temporadas enteras (2010 a 2012). Es difícil de creer que Mercedes ande lejos de la punta, pero al mismo tiempo, el veterano alemán (hoy cumple 41 añitos) corre el riesgo de repetir el fracaso de Nigel Mansell de 1995.
Ahora, mi dilema existencial es por quién hinchar. Schumi es Schumi, pero verlo en un monoplaza es plateado me confundirá más que cuando la selección uruguaya debe jugar de rojo contra la albiceleste argentina. Vettel y Massa me caen bien, aunque el primero compite en el equipo más de menos de la grilla (Red Bull, ni fabricante ni privado a la antigua) y el segundo podría padecer secuelas del golpazo en la cara. Al menos sé que deseo que los pilotos británicos de McLaren, Jenson Button y Lewis Hamilton, jamás suban al podio.
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