A un año de chocar violentamente en Sears Point, Will Power ganó en la pista norcaliforniana y se llevó el Trofeo Mario Andretti por su impactante actuación en circuitos mixtos. Cinco victorias, dos segundos puestos, un tercero y un cuarto en las nueve carreras no ovales son cifras difíciles de igualar en una categoría con autos iguales y muchos pilotos de gran nivel.
Pero ese trofeo no significa demasiado para Power: él quiere el campeonato. Le lleva 59 puntos a Dario Franchitti y 95 a Scott Dixon, con 53 puntos obtenibles por fecha. Ellos le sacaron unos cincuenta puntos de ventaja en los primeros cuatro óvalos, y la cuarta etapa consiste en otros tantos, todos de milla y media. La única vez que Power finalizó décimo o mejor en un óvalo de ese tipo fue en Chicagoland 2008 (quinto). El margen de puntos se le puede esfumar al menor roce con el paredón u otro auto. Pero Ryan Briscoe y Hélio Castroneves, casi sin chances de llevarse el título, seguramente le darán toda la ayuda posible para derrotar a sus rivales de Ganassi.
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Toronto fue una masacre para tres de los pilotos de punta, Dixon: Castroneves y Briscoe. Scott y Hélio tampoco anduvieron bien en Watkins Glen. Además, el brasilero se vio perjudicado por no hacer caso en Edmonton a una extraña regla que obliga a quien va delante a seguir la cuerda y desproteger la línea interna en las curvas, lo que le valió una penalización y varios puntos perdidos. Castroneves y Briscoe están siendo humillados por Power, y deberán mejorar notablemente si no quieren verse jubilados anticipadamente.
Para alegría de los estadounidenses que no se bancan a Danica Patrick, Ryan Hunter-Reay consiguió dinero para toda la temporada. Fue tercero y quinto en las fechas canadienses, y llegó séptimo, octavo y décimo en las otras tres. Está sexto en el campeonato, y tiene chances de ser el mejor del resto si logra mantener a raya a su compañero de equipo Tony Kanaan. Éste anduvo irregular en esta tercera etapa, con un arribo en cuarto lugar en Toronto, un séptimo ayer y tres malas carreras en esta etapa.
Justin Wilson se desinfló con respecto a la primera etapa en circuitos mixtos, y su equipo, Dreyer & Reinbold, aún tiene dificultades para llevarlo a la victoria. De todas maneras, seguramente se mantenga como uno de los diez mejores pilotos de la categoría. Dan Wheldon sigue padeciendo la falta de compañeros de equipo, pero se defendió bien en Watkins Glen y Toronto con un sexto y un décimo puesto.
Alex Tagliani y Raphael Matos son las sorpresas positivas de la temporada. Están 12º y 14º con buenas actuaciones, pese a que se vieron involucrados en varios incidentes involuntariamente en esta etapa. Graham Rahal anduvo corriendo salteado y lleva cosechados un quinto lugar en Toronto y tres novenos. Ojalá vuelva de manera permanente en 2011. Simona de Silvestro cometió muchos errores ayer, pero fue novena en Toronto, octava en Mid-Ohio y abandonó en Edmonton tras haber andado en posiciones aún mejores, lo que la hace candidata de los equipos medianos para 2011.
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Lo de Danica Patrick es para olvidar. Fue sexta en Toronto, séptima en San Petersburgo y 15ª o peor en las siete carreras restantes en circuitos mixtos. En óvalos se defiende bien, pero en la IndyCar eso no basta, y menos en el tercer mejor equipo. Marco Andretti y Mario Moraes no parecen madurar, y siguen haciéndose lugar a los golpazos.
Milka Duno consiguió un compañero para su espectáculo payasesco: Francesco Dracone. Alguien con un historial tan malo no debería ser permitido en una categoría de alto nivel. Que se vayan a la Grand-Am o a una de las clases monomarca de la American Le Mans Series. ¡Por favor!
Pero la decepción del año es Takuma Sato. Ya chocó demasiadas veces para un piloto medianamente experimentado en Fórmula 1. No basta con ser rápido, para llegar bien hay que llegar.
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