Me gusta saborear las delicias que como
dedicando todo mi pensamiento en apreciarlas tranquilamente.
No me gusta tener que deglutir a las apuradas
para seguir con las obligaciones crecientes.
Me encanta poner música bajito
para complementar la orquesta de la naturaleza.
Odio tener que resignarme a poner ruido al mango
para tapar el horrendo estruendo humano.
Adoro apasionarme con maniobras y jugadas
de los gladiadores de la arena deportiva.
Detesto tener que bancarme riñas de gallos,
concursos de críticas ácidas y duelos de gargantas.
Deseo con todas mis fuerzas que cada uno
ponga su granito de azúcar a una torta empalagosa.
Pero cada vez más gente propone tácticas criminales,
embestidas brutales, arroyos de amargo veneno.
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