Caótica Ana. El título no encara mucho. Me perdí unos quince minutos del comienzo y sufrí de muchísimo ruido de ambiente (*1). Apenas lloré, pero me generó una conmoción como jamás recuerdo haberla sentido antes.
No quiero enterarme de la sinopsis oficialista ni de la crítica especializada ni de comentarios virtuales anónimos. No voy a leer las cifras de espectadores por mercado ni los eventuales prestigiosos galardones que recibió. Esto es entre ella y yo, mano a mano, sin intermediarios.
Siento que el vocabulario que aprendí en toda mi vida no sirve para adjetivar la película. Y no voy a repasar diccionarios raros para intentar hacerlo. Siento que no vale la pena, lo siento. Les invito a intentarlo.
(*1: A momentos antes de hacer clic en "publicar entrada", se acerca peligrosamente a niveles de estruendo.)
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