El nuevo jefe ejecutivo de la Indy Racing League, Randy Bernard, deberá lidiar (de eso sabe) con los serios problemas que enfrenta la IndyCar Series: baja audiencia, poco interés de auspiciantes y circuitos, falta de pilotos norteamericanos e ainda mais. Un gran cambio al que nos estamos preparando es el de los monoplazas. Además de feos y anticuados, los actuales son bastante caros para lo que caminan, y no ofrecen ningún desafío a los pilotos, dada la pésima relación potencia / adherencia. Los criterios indispensables que la Indy Racing League exige a los chasistas para elegir el nuevo IndyCar del año 2012 son seguridad en choques, bajo precio de compra y mantenimiento, tener la green card (si es fabricado en Indiana, mucho mejor), tecnología actual y ecológica (sobre todo de eficiencia de combustible), y atractivo visual tanto quieto como en movimiento.
Dallara propone un Fórmula 3 engordado, un sport prototipo derretido, y un auto medianamente novedoso y aceptable. Swift impulsa un bicho feo que no me gusta. Al menos muestra una idea original: destapar el capó, aunque dudo que los auspiciantes permitan perder espacio. El Delta Wing es una cruza entre batimóvil, dragster y caza de combate diseñado con el lema "form follows function" y que no tiene nada que ver con un monoplaza actual. Finalmente, Lola propuso estas dos opciones, gemelas en esencia, pero con detalles diferenciados para simular duelo de chasis.
Al rojinegro le pondría las chapas laterales del alerón delantero y la aleta de tiburón del blanco, o tal vez el alerón trasero del Dallara 1 y 2. Pero con los rivales que tiene, me da lo mismo: éste es el auto indicado, y le deseo a Lola que gane la licitación. No es nada revolucionario, simplemente tiene el aspecto que un IndyCar se merece.
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