Tras la carrera de ayer en Iowa, la serie IndyCar concluyó la segunda etapa de la temporada 2010, compuesta de cuatro óvalos. El único óvalo corto del campeonato fue escenario de una aguerrida batalla en el pelotón de punta, que terminó con un podio latinoamericano. El brasileño Tony Kanaan (Andretti) ganó seguido de su coterráneo Hélio Castroneves (Penske) y el venezolano Ernesto Viso (KV), quien por mérito propio consiguió su mejor actuación en la IndyCar hasta ahora. Más atrás arribaron a meta los otros dos pilotos de Penske, Ryan Briscoe y Will Power, y el piloto de Ganassi Scott Dixon, en tanto que su compañero Dario Franchitti debió detenerse varias vueltas con problemas mecánicos y quedó 18º.
Un mes atrás y a pura velocidad, Franchitti se convirtió en el 17º piloto en repetir triunfo en las 500 Millas de Indianápolis (el anterior había sido Castroneves en 2002). Por errar de estrategias de combustible, Hélio perdió la posibilidad de convertirse en el cuarto piloto y primer extranjero en ganar cuatro veces, y Tony la chance de ser el primero en triunfar habiendo largado desde la última fila. La debacle de Penske fue total, con errores graves que alejó a los tres de los puntos gordos.
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Power conserva el liderato del campeonato, pese a dos pobres actuaciones en Kansas y Texas. Allí ganaron Dixon y Briscoe, de manera que los cinco sospechosos de siempre de Penske y Ganassi ya ganaron carreras y están encerrados en pocos puntos. La dupla de Ganassi mejoró su actuación con respecto a la primera etapa del año, y arrimó la bocha colocando a Dixon y Franchitti a 11 y 14 puntos de Power. Castroneves y Briscoe los siguen a no mucha distancia pero, habiendo abandonado en Texas e Indianápolis respectivamente, deben mejorar notoriamente si quieren llegar a la recta final con chances de pelear por el campeonato.
Después de triunfar en 2008 en Richmond (inspirador del trazado de Iowa), Kanaan cortó ayer dos rachas de 24 meses de sequía sin victorias: la propia, y la de los equipos que no son Penske ni Ganassi en óvalos. Andretti Autosport se establece como clara tercera potencia de la categoría, sumando un segundo triunfo en la temporada tras el de Ryan Hunter-Reay en el callejero de Long Beach en abril. Así, Kanaan y Hunter-Reay están sexto y séptimo en el campeonato, tras los cinco de Penske y Ganassi. Algo más atrás están los otros dos pilotos de Andretti, el nieto Marco (9º) y Danica Patrick (11ª), intercalados con dos británicos de equipos medianos, Justin Wilson (Dreyer & Reinbold, 8º) y Dan Wheldon (Panther, 10º).
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La grilla se muestra estable y medianamente grande, con al menos 24 pilotos largando cada carrera y 38 en la clasificación de las 500 Millas de Indianápolis. La cantidad de pases de pilotos a mitad de temporada se redujo notablemente a niveles de Fórmula 1. Sin embargo, la situación de dos jóvenes y talentosos estadounidenses es preocupante.
Hunter-Reay, apoyado hasta Texas por el auspiciante de la categoría, la marca de ropa Izod, consiguió competir en una carrera más (Iowa), pero desde ahora está sin dinero para continuar su excelente actuación. Graham Rahal corrió tres carreras para el modestísimo equipo Fisher, llegando noveno en San Petersburgo; luego finalizó 12º en las 500 Millas de Indianápolis pilotando para el equipo de su papá, Bobby, y noveno en Iowa sustituyendo en Dreyer & Reinbold al lesionado Mike Conway. Mientras Conway esté en recuperación, sua butaca debería ser ocupada definitivamente por uno de ellos.
Hay tan pocos auspiciantes a la vuelta que las grillas de las categorías menores son patéticas: ayer hubo apenas 13 pilotos en la carrera de la Indy Lights, 15 en la de la Star Mazda, y 11 en la de la USF2000. Faltan auspiciantes porque faltan espectadores, porque falta cobertura periodística, porque... el ciclo vicioso aún no fue cortado del todo.
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El horizonte tiene unos cuantos faros brillantes. En pleno verano de 2011, la IndyCar visitará el óvalo de New Hampshire (cerca de Boston), y una semana más tarde Baltimore tendrá una carrera callejera en pleno centro de la ciudad. El único circuito actual en el noreste de Estados Unidos, Watkins Glen, está a varias horas de viaje del centro de las grandes ciudades de la región. En cambio, las nuevas tendrán un impacto directo en los grandes medios de comunicación, tanto regionales como nacionales.
Es una noticia doblemente buena que la IndyCar vuelva a correr en un óvalo corto y chato, donde los pilotos deben frenar y así demostrar sus cualidades de pilotaje. Ahora bien, seis circuitos temporarios en 16 ó 20 son más que suficientes. Si Cleveland o Houston consiguen una, que otra ciudad la pierda. Que sea Edmonton, un agujero negro de dinero, las otras las defiendo a los pontonazos.
Como contracara, las fechas en el autódromo mixto de Watkins Glen y los óvalos de Kansas, Chicagoland y Homestead corren peligro, porque la International Speedway Corporation, dueña de todos ellos y propiedad de la familia France de la Nascar, no se lleva del todo bien con los organizadores de la IndyCar. Para colmo de males, la ISC también posee Fontana, Michigan y Phoenix, tres óvalos chatos añorados por los más fanáticos (me incluyo en el grupo). La pérdida de Kansas o Homestead no me desvelan, pero Chicago es una ciudad demasiado importante para la IndyCar, y Watkins Glen es el mejor autódromo del calendario actual.
Speedway Motorsports, némesis de la ISC y dueña de Sears Point, Texas, Kentucky y New Hampshire, tiene mejor trato con la categoría y ofrece sumar Las Vegas y Charlotte, dos óvalos "de molde", es decir de longitud media y demasiado peraltados para monoplazas. Lo mismo digo que sobre los callejeros: si un óvalo como éstos consigue una carrera, que otro la pierda. Para cerrar el párrafo, no puedo dejar de mencionar que me emocionaría que los autódromos mixtos de Road America o Laguna Seca volvieran a recibir a la IndyCar, y en menor medida el Hermanos Rodríguez de México.
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Con tal diversidad de escenarios, este año habrá dos trofeos para los pilotos que cosechen más puntos en óvalos (A.J. Foyt, primer cuádruple ganador en Indianápolis) y en circuitos mixtos (casi seguro se llamará Mario Andretti, campeón de IndyCar y Fórmula 1). El primero de los trofeos está muy peleado, con la dupla de Ganassi liderando y Briscoe y Kanaan persiguiéndolos de cerca. En dos semanas, la IndyCar comienza la tercera etapa de la temporada 2010 con cinco circuitos mixtos. Power tiene todas las de ganar el trofeo y aumentar sus chances de pelear el campeonato, pero Castroneves, Wilson y los dos de Ganassi pueden sorprender.
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