Tras años de negociaciones y retorcijones, el automovilismo de ambas orillas del Río de la Plata se volvió a encontrar en Punta del Este. Cinco categorías de turismos inauguraron sus respectivas temporadas 2010 con el Gran Premio de Punta del Este sobre la rambla de la Playa Brava: el Turismo Competición 2000 y la Copa Línea por parte de los visitantes, y el Superturismo, el Turismo Libre y los Superescarabajos por parte de los locatarios.
Responsabilidades varias y el bolsillo amenazaron con evitarme disfrutar de esta fiesta, pero se los impedí. Vestimenta autitista, diversos métodos de protección solar, cámara de fotos, ¡¡¡...!!! La acción aún no empezará.
El principal balneario del país se vistió de gala. O mejor dicho, de buzo antiflama, casco y guantes.
Altas rejas y pesados bloques de hormigón delimitaron la supervivencia de las máquinas y la ubicación de los espectadores. O eso intentaron los organizadores.
A la gente no le bastó con alquilar balcones para admirar el entorno. Hubo espectadores subidos a azoteas e incluso posados sobre tablones precarios, en edificios en construcción y demasiados metros por encima del vulgo.
No sólo turismos y vehículos de seguridad recorrieron la rambla. También se avistó un macrocarro lleno de compras que violan los axiomas matemáticos. Es una lástima que no hubiera deportivos o monoplazas como en las ediciones 2007 y 2008.
El programa sabatino se extendió casi hasta el atardecer. La carrera de Turismo Libre terminó con el alumbrado público encendido y poca luz para autos con faros falsos. ¿Tendremos actividad nocturna la próxima edición? Si Santa Fe puede, los uruguayos podemos.
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