Soy hincha de las buenas telenovelas de Telefé; no los melodramas chotos de la tarde, sino las pesadas. Menciono cuatro: Resistiré, Montecristo, El capo, Vidas robadas. Agarré las dos primeras empezadas; la tercera duró un suspiro; y decidí no ver la cuarta porque supuse (correctamente) que Monte Carlo la colocaría en horarios aleatorios y trasnochados.
Elenco, guión, estilo... todo era excelente en El capo. Murió por fiebre de rating. La habían planeado con dos objetivos. Uno era demostrar que la producción televisiva argentina está a la altura de la estadounidense. El otro, contener el avance de Tinelli en el horario central, aunque el gran pelotudo (sin ofender) de Gustavo Yankelevich afirmara lo contrario: "Le dije a los muchachos que no miren el minuto a minuto porque tenemos un gran programa."
La campaña de promoción de El capo asustaba. En las calles montevideanas se llegaron a ver edificios en obra y descuidados (no todos públicos...) cubiertos de afiches con la cara de Miguel Ángel Rodríguez. Después de un estreno demoledor, el rating fue decayendo. En Buenos Aires la movieron de las 21 a las 13 horas con el pretexto de darle un toque más romántico y menos bajomundo.
La gente siguió pasándose al lado oscuro, y Telefé la condenó a la guillotina sin atenuentes: "Los autores de la novela pidieron por favor que le permitieran finalizar la historia el martes pero que tampoco les concedieron ese pedido." Tiempo más tarde, el protagonista Miguel Ángel Rodríguez admitió: "Yo no sé si El capo iba a volver a hacer los 28 puntos con los que había debutado, pero estoy seguro de que con tiempo y manteniéndonos el horario íbamos a mejorar."
Según averigué para escribir este artículo, Vidas robadas casi siguió el mismo camino: buen estreno y bajón a las pocas semanas, con el agregado de conflictos en el elenco. Por alguna razón, Telefé decidió seguir adelante con ciertos cambios de guión (que desconozco, ya dije que no la seguí), y el público empezó a engancharse. Menos que en sus dos antecesoras, pero lo suficiente como para que se anunciara su final de carpeta roja. En el Gran Rex porteño, más chico que el Luna Park que copó Montecristo.
Este verano, a fumarse el enésimo clon chino del personaje de la novela 1984. Una vez terminado, Telefé estrenaría dos telenovelas, una con Pablo Echarri y otra con Facundo Arana. Vaya uno a saber el género.
¿Y dónde mierda se metió Damián Szifrón?
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