Con la fecha de entrega cada vez más cerca (cada día faltan 24 horas menos, ¡quién lo diría!), el bello atarceder de la tercera imagen publicitaria del A666 preanuncia la inevitable llegada del infierno. Porque pase lo que pase en las elecciones presidenciales, en los mercados financieros internacionales, en Boludeando por un Sueño o en la próxima fecha del fútbol uruguayo (*1), el apocalipsis estará entre nosotros en menos de un mes. A preparar las vituallas, el poncho y los dedos; están advertidos.
(*1: El fútbol uruguayo tendría que clasificarse de la misma manera que el americano o el australiano, es decir como un deporte separado con reglas propias. Por ejemplo, no se puede patear al arco fuera del área, a menos que el útil termine en las chapas o fuera del estadio. Los jugadores que protestan por recibir patadas paralíticas o codazos en los ojos reciben tarjeta amarilla por cagones. El poseedor de la pelota debe esperar 10 segundos para pasársela a un compañero, a menos que le pegue un bombazo a cualquier lado.)
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